Historia General del Pueblo Dominicana Tomo IV

Los renglones campesinos y semicapitalistas (c1870-1930) 54 una empresa familiar. Por lo tanto, aunque pudiera haber en dichos talleres formas elementales de trabajo asalariado, las mismas estaban matizadas por ODV UHODFLRQHV SULPDULDV ³IDPLOLDUHV GH YHFLQGDG R GH DPLVWDG³ TXH H[LVWtDQ HQWUH TXLHQHV ODERUDEDQ HQ HOORV 6H WUDWDED HQ ÀQ GH UHODFLRQHV PX\ VLPLOD - UHV D ODV H[LVWHQWHV HQ ODV ]RQDV UXUDOHV GRQGH SUHYDOHFtD HO IXQGR FDPSHVLQR de tipo familiar. Incluso, entre esos sectores artesanales podía imperar una racionalidad económica muy parecida a la de la «economía moral» de tipo campesino; como en esta, en la producción artesanal urbana podía regir el principio de la supervivencia sobre la ganancia y la acumulación. 79 Pese a ello, Cassá, basado en datos de la ciudad de Santiago correspondientes a 1904, UHÀHUH OD H[LVWHQFLD GH WDOOHUHV HQ ORV FXDOHV ©FRH[LVWtD HO WUDEDMR GH DUWHVDQRV propietarios —denominados maestros— con el de asalariados —a menudo UHFRQRFLGRV FRPR RÀFLDOHV³ª $xDGH TXH ORV ©DUWHVDQRV SURSLHWDULRVª HUDQ 82, mientras que los segundos ascendían a 498; en algunos casos, era más GHVSURSRUFLRQDGD OD UHODFLyQ HQWUH SURSLHWDULRV R ©PDHVWURVª \ ©RÀFLDOHVª Tal era el caso de las zapaterías, que contaban con 15 propietarios y con 150 ©RÀFLDOHVª OR TXH UHSUHVHQWD XQD SURSRUFLyQ GH WUDEDMDGRUHV SRU FDGD ©PDHVWURª (VWR LQGLFD TXH HQ FLHUWRV WDOOHUHV H[LVWtD XQD ©PD\RU GLIHUHQFLD - ción clasista», incluso porque es probable que sus propietarios no efectuaran labores manuales propiamente hablando. 80 La situación de Santiago debía ser común en los principales centros urba- nos de la República Dominicana, aunque seguramente el número y el tamaño de los talleres artesanales variaban de acuerdo a la población de cada ciudad y a la composición social de sus habitantes. En las primeras décadas del siglo XX había: carpinterías, latonerías, relojerías, licorerías, tabaquerías, panade- rías, dulcerías, chocolaterías, zapaterías, talabarterías, sastrerías, herrerías y sombrererías. 81 Además de tales establecimientos, habría que considerar la H[LVWHQFLD GH XQD YDULHGDG GH WUDEDMDGRUHV VLPLODUHV HQ PXFKRV VHQWLGRV D los artesanos, aunque no laborasen necesariamente en talleres o en lugares ÀMRV SRU OR TXH FRQVWLWXtDQ XQ VHFWRU ÁRWDQWH TXH VH PRYtD GH XQ OXJDU D RWUR según aparecían las oportunidades de trabajo. Entre estos se encontraban los pintores, los albañiles y los carpinteros, así como una variopinta masa laboral concentrada en el sector de los servicios. En dicho grupo trabajador había una buena cantidad de mujeres, dedicadas a faenas como la costura, el servicio GRPpVWLFR X RÀFLRV DÀQHV 'H KHFKR XQ DQiOLVLV FUtWLFR GH ORV GDWRV GHO FHQVR de población de 1920 muestra la importancia cuantitativa de ese sector laboral femenino. Entonces, en el país había 13,098 cocineras, sirvientas y costureras, SRU OR TXH HUDQ PiV TXH ORV ©MRUQDOHURV QR FDOLÀFDGRVª FRQVLJQDGRV por el censo, que constituían cerca del «6% de la población económicamente

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