Historia General del Pueblo Dominicana Tomo IV

Historia general del pueblo dominicano 53 0DJXDQD HVWDED PX\ H[WHQGLGD OD IDEULFDFLyQ GH DQGXOORV ,UyQLFDPHQWH HVWR VH GHULYDED GH OD GLÀFXOWDG GH H[SRUWDU HO WDEDFR FXOWLYDGR ORFDOPHQWH en razón de sus malos caminos, por lo cual la «aromática hoja» era usada en la preparación de andullos para la venta en los mercados locales y regionales. Otras secciones rurales de San Juan se dedicaban a elaborar cuerdas, hama- FDV PDFXWRV FHVWDV HVWHUDV DSDUHMRV FDQDVWDV \ ©VLOODV U~VWLFDVª GH ÀEUDV vegetales. De barro cocido se hacían tinajas, ollas y cachimbos; con madera se IDEULFDEDQ EDWHDV WLQDMDV EDUULOHV \ WDEODV ([LVWtDQ LJXDOPHQWH ©LQGXVWULDV rurales» de queso y mantequilla, derivados de la leche de vaca, cabra u oveja. Finalmente, había ciertos lugares del país famosos por la confección de dul- FHV FRQÀWHV JRORVLQDV \ FRPSRWDV (UD IUHFXHQWH TXH HVWDV ~OWLPDV ODERUHV por estar asociadas a la cocina, que se consideraba una tarea femenina, fuesen realizadas mayormente por las mujeres. 76 El predominio de las relaciones pre/semicapitalistas permeaba amplios sectores de la economía y la sociedad. Y no solamente en la ruralía: en el PXQGR XUEDQR WDPELpQ H[LVWtDQ IRUPDV SUH R VHPLFDSLWDOLVWDV GH SURGXFFLyQ Esto se debía a lo limitado de las industrias modernas, razón por la cual buena parte de las mercancías y los bienes eran fabricados en talleres artesanales o, a lo sumo, en pequeñas manufacturas de tecnología simple. Todavía faltan in- vestigaciones puntuales que den cuenta de las actividades productivas en las iUHDV XUEDQDV GH OD 5HS~EOLFD 'RPLQLFDQD HQWUH ÀQHV GHO VLJOR XIX y las prime- ras décadas del XX 1R REVWDQWH UHVXOWD LQGXGDEOH HO H[LJXR SDSHO GH OD LQGXV - tria capitalista moderna en la economía dominicana. Como era de esperarse, los principales establecimientos estaban localizados en las mayores ciudades del país: Santo Domingo, Santiago, Puerto Plata y San Pedro de Macorís. Esta última adquirió relevancia gracias al desarrollo de la producción de azúcar en la zona oriental; en consecuencia, en San Pedro aumentó la población —de hecho, se convirtió en la tercera ciudad más poblada—, su casco urbano se re- mozó, y sus actividades económicas se ampliaron. 77 En esos centros urbanos H[LVWtDQ XQDV FXDQWDV PDQXIDFWXUDV GHGLFDGDV D OD HODERUDFLyQ GH ELHQHV GH consumo para el mercado interno. Entre ellas se encontraban las dedicadas a la elaboración de calzado, cigarros, cigarrillos, alcohol, muebles, objetos de piel, jabón, velas, fósforos, chocolate, sombreros, gaseosas, ropa, ladrillos, tejas, hielo y alimentos procesados. 78 Pese a ello, la mayoría de los bienes de consumo de esa índole se produ- cían en pequeños talleres artesanales trabajados por sus propios dueños o, a lo sumo, junto a unos pocos colaboradores, socios, ayudantes, empleados o hasta aprendices. Con frecuencia, los dependientes podían ser hijos, parien- tes, ahijados, amigos o allegados del dueño del taller, que podía operar como

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