Historia General del Pueblo Dominicana Tomo IV

526 +RUDFLR 9iVTXH] SHUÀO \ JRELHUQR XQ PRPHQWR IDYRUDEOH HO GH MXOLR GH 8OLVHV +HXUHDX[ FD\y DVHVL - nado. Terminada la tiranía no le fue posible mantener el poder al presiden- WH :HQFHVODR )LJXHUHR %DMR OD GLUHFFLyQ GH +RUDFLR 9iVTXH] VH IRUPy HQ Santiago un gobierno provisional. Después volvería a la presidencia de la República en el período 1902-1903 luego de la dimisión de Juan Isidro Jimenes producto de un golpe de Estado. Aun con esa ausencia cuando la patria llamó a sus ciudadanos, Horacio Vásquez encarnó la propuesta política y personal de más aceptación pues poseía las cualidades más valoradas en la época: va- lentía, carisma, don de gente y probada honestidad, de tendencia liberal y marcado respeto por el trabajo diario, comprometido con el país en la tarea de impulsar el motor del progreso que venía desde fuera con las inversiones azucareras acompañadas de los socios habituales, dominicanos capitalistas o capitalistas dominicanizados. En el caso de Horacio Vásquez, conjugó la rara combinación de rasgos aristocráticos en su liderazgo y rasgos democráticos, aunque en los momentos de lucha por el poder su comportamiento estaba más cerca del líder autocrá- tico, pues ordenaba, premiaba y castigaba, tomando en cuenta los resulta- dos; aun con esa rara combinación, su manera de gestionar el poder creaba fuertes lazos de dependencia, pues el compromiso y la aparente cohesión se H[SUHVDUtDQ HQ VX ODUJD YLGD SROtWLFD (VWR VLJQLÀFD TXH FRPR OtGHU WXYR OD capacidad de hacer que los dominicanos realizaran lo que él pensaba debía hacerse. Esa capacidad de mover a su clientela en una dirección dada consti- tuye un elemento clave de la vida política de Vásquez. Como accionar político no se puede considerar como una cualidad sino que utilizó frecuentemente la manipulación práctica. Entre estas tácticas tenía la persuasión racional emo- FLRQDO ©+RUDFLR R TXH HQWUH HO PDUª OD FRDOLFLyQ \ OD SUHVLyQ 6X ÀJXUD FD - rismática atraía multitudes que lo llevaron al solio presidencial. Creía que era un hombre providencial que estaba llamado a jugar un papel importante en la historia del país y en su oportunidad lo hizo, pero desestimó los postulados HQXQFLDGRV HQ VX SURJUDPD GH JRELHUQR TXH SUHVHQWDED PDUFDGD LQÁXHQFLD del pensamiento hostosiano, sobre todo en lo concerniente a la reelección. Aun con las perturbaciones políticas constantes durante su período de JRELHUQR GH \ DQWHV GH OOHJDU DO SRGHU SXHGH DÀUPDUVH TXH HQ - WHQGtD TXH OH IXH RWRUJDGR XQ SRGHU OHJtWLPR SRU VX SRWHQFLDO GH LQÁXLU \ VX DXUHROD GH H[SHUWR HQ ODV LGHDV SROtWLFDV \ SRU VX VHQFLOOH] UHFRQRFLGD SRU VX FOLHQWHOD \ VXV DGYHUVDULRV (VWD H[SHULHQFLD QR VLJQLÀFy OD H[WHQVLyQ GH HUURUHV \ QR TXLHUH GHFLU TXH OLGHUy DGHFXDGDPHQWH 0iV ELHQ HVWR VLJQLÀFy que conocía la realidad dominicana de entonces, sabía qué hacer y con quién o quiénes negociar y así lo hizo.

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