Historia General del Pueblo Dominicana Tomo IV

524 +RUDFLR 9iVTXH] SHUÀO \ JRELHUQR S ITUACIÓN POSTOCUPACIÓN ESTADOUNIDENSE Muchas fueron las causas que llevaron a los Estados Unidos de Norteamérica a realizar una intervención militar que, según indica el capitán +DUU\ 6 .QDSS HQ HO WH[WR RÀFLDO GH OD SURFODPDFLyQ ©QR HV HPSUHQGLGD FRQ ningún propósito, ni de inmediato ni ulterior, de destruir la soberanía de la República Dominicana, sino, al contrario, es la intención ayudar a este país a volver a una condición de orden interno, que lo habilitará para cumplir las previsiones de la Convención citada, con las obligaciones que le corres- ponden como miembro de la familia de las naciones». 1 Esta proclama está UHGDFWDGD HQ HVH OHQJXDMH GHVFRQWH[WXDOL]DGR GH OD UHDOLGDG GRPLQLFDQD \ H[SUHVDGD SDUD GLVWRUVLRQDU HO VHQWLGR GH ODV SDODEUDV \ VXV YHUGDGHUDV LQ - tenciones. Disfraza las agresiones de hechos que conlleva cada intervención armada; se apela al sentido de solidaridad y respeto de los países sin dejar de mencionar la manida frase de ayudar, familia de naciones, soberanía. Hay un juego semántico en este párrafo que buscaba desplazar la responsabilidad de la invasión al país ofendido. Esta diplomacia del garrote tiene hoy un uso H[WHQGLGR Las consecuencias de este Gobierno Militar fueron diversas, tanto en los ámbitos económico, militar y estructural, como también en el social. Esto último quedó plasmado en la carta escrita el 29 de diciembre de 1919 al minis- tro Russell por monseñor Adolfo A. Nouel. Esta incluye denuncias como «el pueblo ha soportado por espacio de tres años una censura para la prensa, no VRODPHQWH KXPLOODQWH \ GHVSHFWLYD VLQR WDPELpQ ULGtFXOD \ SXHULOª \ UHÀULpQ - dose una vez más al pueblo dominicano, señala que, a pesar de todas las vi- cisitudes vividas en otras ocasiones, el dominicano «jamás supo del tormento del agua, de la cremación de mujeres y niños, del tortor de la soga, de la caza de hombres en las sabanas como si fueran animales salvajes, ni del arrastro de un anciano septuagenario en la cola de un caballo a plena luz meridiana en la plaza de Hato Mayor». 2 7DPELpQ OD RFXSDFLyQ VLUYLy SDUD DÀDQ]DU D ORV VHFWRUHV SXGLHQWHV TXH \D habían entregado su autonomía a cambio de pertenecer al equipo de los ocu- pantes, servir como cerebros pensantes y como amortizadores de los reclamos de la población. Aprobado el Tratado de Evacuación, comenzó inmediata- PHQWH HO UHWLUR GH ODV IXHU]DV HVWDGRXQLGHQVHV $O ÀQDOL]DU HO PHV GH DJRVWR de 1924 no había en tierra y aguas dominicanas ni un marino ni un buque de guerra estadounidense. El Plan Hughes-Peynado quedaba cumplido a cabalidad.

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