Historia General del Pueblo Dominicana Tomo IV

Los renglones campesinos y semicapitalistas (c1870-1930) 50 DUWtFXORV GH H[SRUWDFLyQ OD RSRVLFLyQ DO LPSXHVWR IXH PiV HQpUJLFD *UXSRV de terratenientes se organizaron para solicitar a las autoridades locales que intercedieran ante el Gobierno Militar, solicitando cambios en el nuevo siste- ma contributivo. Sobre todo, se pidió a las autoridades estadounidenses que cesaran los cobros compulsivos del impuesto. Pese al carácter contempori- zador de tales peticiones, el Gobierno Militar mantuvo su postura, aunque ÀQDOPHQWH DFFHGLy D UHYLVDU ODV SHQDOLGDGHV GH TXLHQHV HVWXYLHUDQ DWUDVDGRV en sus pagos —que a juzgar por los argumentos de las autoridades muni- cipales, constituían una proporción muy grande de los propietarios de tie- rra—. La animadversión contra el «impuesto territorial» contribuyó a avivar la prédica nacionalista en contra del Gobierno de intervención, alegándose que dicho tributo constituía una afrenta a la riqueza del pueblo dominica- QR )LQDOPHQWH OD RSRVLFLyQ JHQHUDOL]DGD DO PLVPR ³PDQLÀHVWD HQ VX IDOWD de pago por miles de propietarios— y la recesión económica que padecía la República Dominicana hicieron que el «impuesto territorial» cayera en desu- VR KDFLD ÀQHV GH OD RFXSDFLyQ PLOLWDU /XHJR GH UHVWDEOHFHUVH HO *RELHUQR QD - cional, se hicieron intentos por reactivar e incluso de aumentar el «impuesto WHUULWRULDOª 0DV WDOHV HVIXHU]RV UHVXOWDURQ IDOOLGRV ÀQDOPHQWH IXH DEURJDGR en 1935 durante el régimen de Trujillo, si bien entonces se establecieron otros gravámenes —como el de la «cédula de identidad»— que afectaron a los ha- bitantes del campo. 66 Más allá de su magnitud y de otras de sus implicaciones directas ³FRPR OD DPHQD]D GH ODV FRQÀVFDFLRQHV GH VXV SURSLHGDGHV³ HO FDPSHVL - nado dominicano rechazó el «impuesto territorial» debido a que representó una amenaza a sus formas tradicionales de vida. De manera concreta, atentó contra su principal medio de supervivencia: la tierra. Por otro lado, el «im- puesto territorial» parecía alterar la secular relación de los campesinos con el Poder central. Enmarcado en una época cuando el Estado intentaba redi- señar la sociedad rural, muchos campesinos sintieron que medidas como el «impuesto territorial», la subdivisión y la demarcación de los «terrenos comuneros» y el «trabajo prestatario» representaban una intrusión indebida del Estado en sus vidas. Y, en efecto, en esos años, la tierra, los ingresos y la fuerza laboral del campesinado fueron insistentemente acosados por un Estado que pretendía afanosamente hacer valer los principios de la mo- dernidad capitalista. 67 Para ello, resultaba imprescindible «domesticar» al campesinado, obligándolo a adoptar formas «modernas» de propiedad y forzándolo a contribuir con su trabajo y sus magros ingresos al bienestar de la nación y del Estado nacional.

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