Historia General del Pueblo Dominicana Tomo IV
Historia general del pueblo dominicano 491 clubes deportivos, especialmente relacionados con el juego de baseball, los que aparecieron en la ciudad de Santo Domingo hacia 1894, agrupando en ellos «los mejores jóvenes de nuestra mejor sociedad», 72 lo que relaciona estos equipos con las élites que se estaban formando durante el gobierno de Ulises +HXUHDX[ 3DUD \D HVWDED RUJDQL]DGR HO %DVH EDOO &OXE PLHQWUDV TXH HO team del Licey fue fundado en 1907. Desde entonces, la organización de los clubes de baseball se hizo más frecuente: el Casino Base-ball Club y el Base- ball Team en la capital, en 1912, y el Nuevo Jockey Club en Santiago, en 1903. Desde antes del siglo XX , la mayoría de los pueblos tenían equipos que los representaban y eran conocidos clubes como el Yacht Club (1872), dedicado a organizar regatas, el Jockey Club (1902) relacionado con las carreras de ca- ballos, el Club de Regatas Cristóbal Colón (1892), el Club Ozama (1892), para practicar el ciclismo, y el Schamrock Cricket Club (1912), entre otros. Resultaba de mucho interés reunirse en los clubes y sociedades para orga- nizar tertulias en las que se tocaban diversos temas tanto políticos, culturales y de carácter cívico, como acontecía, por ejemplo, con la sociedad El Paladión, cuyos miembros se reunían de tarde en tarde para conversar principalmente GH SROtWLFD \ OLWHUDWXUD GXUDQWH ORV DxRV GH OD 2FXSDFLyQ 0LOLWDU 'HVGH À - nales del siglo XIX se hizo frecuente organizar tertulias en el parque Colón y en restaurantes cercanos, «para discutir asuntos de actualidad», como la de Malú frente la estatua de Colón, «donde se reunían en cordialidad familiar y tropical, aristócratas y demócratas, ministros y gobernados a jugar tablero y tomar café. Muchas de las asociaciones provinciales eran en realidad tertulias, que se reunían una o varias veces al año y organizaban actos públicos». 73 Por ejemplo, en Santiago de los Caballeros en el Centro de Recreo las veladas eran DPHQL]DGDV GHVGH FRQ ÁDXWDV G~RV GH SLDQR \ YLROtQ \ HQ ORV EDLOHV «que se hacían en sus salones se repartían programas impresos, se tocaba vals, danza, danzón, polka, mazurca, lanceros y otros bailes de salón». 74 En instituciones de mucho prestigio social como fueron el Club Unión y el Ateneo Dominicano en la capital, y en clubes de otras ciudades, la organi- zación de «Juegos Florales» provocaba el entusiasmo del mundo intelectual, a la vez que se desarrollaba una intensa campaña para elegir reinas que acom- SDxDEDQ GLFKRV MXHJRV /RV SUHPLRV UHYHODEDQ ©XQ JORULRVR ÁRUHFLPLHQWR GH nuestra cultura, y algunos demuestran el vigor de una poderosa mentalidad». Entre los jurados de estos certámenes había personalidades tan importantes como el arzobispo Adolfo A. Nouel, Federico Henríquez y Carvajal, Manuel A. Machado, Jacinto B. Peynado, José Lamarche, Moisés García Mella, Jacinto R. de Castro y Francisco Palau. 75 El entusiasmo desencadenado con estos concursos literarios fue destacado en 1909 por la revista %ODQFR \ 1HJUR , al
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