Historia General del Pueblo Dominicana Tomo IV

Los renglones campesinos y semicapitalistas (c1870-1930) 34 (Q WDO PHGLGD VRFDYDED OD H[LVWHQFLD OD HVWDELOLGDG \ HO ELHQHVWDU GH OD QDFLyQ debido a que lesionaba su desarrollo económico. 32 L OS TERRENOS COMUNEROS (Q OR TXH D ODV IRUPDV GH SRVHVLyQ \ GH SURSLHGDG GHO VXHOR VH UHÀHUH los reformadores dominicanos impugnaban, ante todo, los «terrenos comu- neros», sistema agrario que se había originado en el período colonial y que había sido objetado desde la época de la Dominación Haitiana (1822-1844). 33 $VRFLDGRV GHVGH VXV RUtJHQHV FRQ OD JDQDGHUtD H[WHQVLYD VXV GHWUDFWRUHV DOH - gaban que en los terrenos comuneros se hacía un uso inadecuado de las tie- rras, que constreñían las actividades agrícolas, y que fomentaban la desidia, OD LPSURGXFWLYLGDG \ OD LQHÀFLHQFLD 7RGR HOOR VH GHULYDED GH ODV IRUPDV GH posesión y de uso de los recursos en los terrenos comuneros. Como se señaló en otro capítulo del tomo III de esta obra, los terrenos comuneros eran pro- piedades de tamaño indeterminado que eran poseídos por varias personas. 34 Esos condueños obtenían derechos de posesión y uso en el terreno comunero en virtud de sus «pesos de acción». Los mismos brindaban la potestad de RFXSDU H[SORWDU \ WUDEDMDU ©FXDOTXLHU SRUFLyQ GHO WHUUHQR VLHPSUH \ FXDQGR QR HVWXYLHVH HQ H[SORWDFLyQ QL IXHVH RFXSDGD SRU RWUR GH ORV DFFLRQLVWDVª (O término «peso de acción» se originó en la época colonial, «cuando el valor de ODV WLHUUDV HUD PtQLPRª GHELGR D ODV GLÀFXOWDGHV SDUD PHGLU \ VXEGLYLGLU ODV propiedades —de las que con frecuencia se desconocía su tamaño— y a lo oneroso que ello resultaba. De ahí surgió la costumbre de mantener indivisas ODV SURSLHGDGHV \ GH H[SUHVDU HQ ©SHVRV GH DFFLyQª ORV GHUHFKRV TXH VH SXGLH - sen tener sobre ellas; esos derechos se referían a un supuesto valor del terreno (valor que era totalmente nominal) y no a su tamaño. El número de copropietarios de los terrenos comuneros aumentó debido a las múltiples subdivisiones que ocurrían como resultado de las herencias, las ventas, las permutas y las transferencias de todo tipo. Con el correr del WLHPSR ³VH FRQVWDWD OD H[LVWHQFLD GH WHUUHQRV FRPXQHURV GHVGH HO VLJOR XVII —, eso generó una enorme confusión en la posesión y el uso de las tierras. Solían ser imprecisos, por ejemplo, los límites y el tamaño de los terrenos comune- ros. Dicha confusión aumentó porque los «pesos de acción» no conllevaban la posesión de una cantidad determinada de tierras; más bien conferían el derecho de usar la tierra y los recursos que en ella se encontraban, fundado

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