Historia General del Pueblo Dominicana Tomo IV
Historia general del pueblo dominicano 23 TXH VH KLFLHURQ HQ SUR GH OD PRGLÀFDFLyQ GH ODV WpFQLFDV GH SURGXFFLyQ OR cierto es que en las décadas iniciales del siglo XX la inmensa mayoría de los campesinos seguían cultivando y manipulando el tabaco tal y como se ha- cía a mediados de la centuria anterior. Durante su viaje por la República Dominicana en los años sesenta del siglo XIX 6DPXHO +D]DUG DÀUPy TXH ORV cosecheros dominicanos eran muy distintos a los vegueros cubanos, quienes pasaban grandes trabajos para garantizar el desarrollo de las matas de tabaco así como la calidad de su producto. 5 Todavía en las primeras décadas del si- glo XX se acusaba a los cosecheros dominicanos de prestar poca atención a los DVSHFWRV WpFQLFRV GHO FXOWLYR (Q OD GpFDGD GHO WUHLQWD VH OOHJy D DÀUPDU TXH OD HODERUDFLyQ GHO WDEDFR ³\ SRU HQGH VX FDOLGDG³ HUD SHRU TXH KDFLD ÀQHV del siglo XIX . 6 Entre otras cosas, se alegaba que los cosecheros no hacían una selección apropiada de las semillas de tabaco, por lo que en un mismo conuco se sembraban «todas las variedades posibles, malas y buenas». Para contra- rrestar dicha práctica, se recomendaba que se separaran los diversos tipos GH WDEDFR HQ HO FDVR GH ODV KRMDV GH H[SRUWDFLyQ VH VXJHUtD TXH VH VHPEUDUD el denominado tabaco «amarillo parado» —una de las tantas variedades del tabaco «criollo»—, que era «el preferido por los compradores». Pero el caso es que, entonces, la mayoría de los cosecheros dominicanos prestaba poca atención a tales sutilezas, por lo que en sus conucos había una mezcolanza de varios tipos de tabaco. Los campesinos desatendían otros aspectos del cultivo del tabaco. A con- WUDSHOR GH ODV VXJHUHQFLDV GH ORV H[SHUWRV DJUtFRODV ³TXLHQHV DERJDEDQ SRU una siembra temprana, entre los meses de noviembre y diciembre—, muchos campesinos solían efectuar sus siembras en enero o febrero. Esta práctica perjudicaba el desarrollo de los tabacales debido a la intensidad de los rayos solares y al patrón de lluvias en esos meses. Una siembra temprana, se ale- gaba, propiciaba un mejor desarrollo de las plantas ya que en noviembre y diciembre los rayos solares eran menos intensos y las lluvias más regulares. La conjunción de estos factores propiciaba que las hojas tuvieran el debido VDERU FRORU \ WH[WXUD 3RU HO FRQWUDULR DO LQLFLDU HO FLFOR SURGXFWLYR HQWUH enero y febrero, se ponía en riesgo la adecuada evolución de los tabacales \D TXH TXHGDEDQ H[SXHVWRV D XQD PD\RU YDULDFLyQ FOLPDWROyJLFD ,QFOXVR la siembra tardía implicaba que las matas de tabaco estaban en pie todavía en los meses de abril y mayo, cuando eran más propensas a sufrir lluvias intensas, granizadas y hasta plagas de insectos. Las críticas a las técnicas de cultivo de los campesinos abarcaban otros aspectos, como la forma en que se realizaba la cosecha. Por ejemplo, era común que las hojas se cortaran de las plantas de forma descuidada y hasta torpe, o que se colocaran juntas hojas de
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